En este proyecto se trabajó en el diseño de una terraza diáfana en un hotel urbano, con el objetivo de convertirla en un espacio versátil y adaptable a diferentes situaciones: desde momentos de restauración informal hasta eventos o cócteles.

La distribución del espacio se resuelve a través de bancos centrales escultóricos, que además de servir como elementos funcionales para sentarse y comer, actúan como piezas singulares que vertebran visualmente el espacio, y un banco perimetral con mesas auxiliares recorre el límite de la terraza, ofreciendo soporte complementario al servicio y reforzando la sensación de continuidad.
El material protagonista del proyecto es la cerámica rústica, utilizada en formas y acabados diversos, combinada con una paleta cromática de terracotas y verdes, que aportan calidez, naturalidad y carácter mediterráneo.

Uno de los elementos icónicos del espacio es la piscina, concebida con un diseño de rayas de contraste que le da una imagen singular y diferenciadora.
La vegetación, distribuida cuidadosamente, acompaña a la arquitectura y ayuda a definir los diferentes ambientes, aportando sombra, frescura y vida al espacio exterior.

El resultado es una acogedora y funcional terraza pensada para ofrecer experiencias diversas en un entorno único e integrado.